Crónica Lunar: PIAF, voz y delirio

05.07.2018

MADRID es conocida por ser unas de las ciudades con más musicales del mundo y no es para menos, en esta ocasión nos centramos en uno de los últimos musicales que ha hecho escala en la ciudad. Se trata del musical basado en la vida de la famosa artista francesa EDITH PIAF que se representa en el TEATRO FÍGARO de la capital.

La obra trata sobre la vida de la artista parisina contada, o mejor dicho, cantada a través de sus canciones. La obra, con una duración de dos horas sin interrupción, es una delicia para aquel que sea un gran seguidor de la diva francesa y quiera rememorar sus canciones, pero también para aquel público que no sepa mucho de la cantante, el musical le ayudará a introducir al espectador a la intensa vida de EDITH PIAF.

La gran protagonista de la obra es PIAF y no cabe duda que para ello, el musical es contado en primera persona, y naturalmente también cantado por ella, de hecho una de las reseñas más destacables es la artista venezolana MARIACA SEMPRÚN, que lleva todo el peso de la obra, no hay otro actor o actriz que pronuncie palabra durante el espectáculo, por lo que es ella la que sin descanso alguno nos hace sentir todas las sensaciones por la que pasó la cantante en su trágica vida.

La escenografía es sencilla pero efectista, durante toda la obra se puede observar distintas proyecciones que nos sitúan en diversos ambientes, como puede ser las calles de PARÍS en las que cantaba la mome PIAF o en los cabarets o teatros en los que actuaba. Estas proyecciones que van apareciendo durante toda la obra se muestran sobre diversos fondos (desde la pared, a los telones, etc). Otro elemento de la escenografía son dos módulos que están contantes en la obra, módulos móviles, que a veces hacían de camerino, ventana de una casa o de todo aquello necesario.

Uno de los puntos fuertes de la obra, es la iluminación, que sabe centrar en todo momento la mirada del espectador en el lugar y momento indicado, como por ejemplo el efecto visual creado a partir de la sombra de la protagonista consiguiendo recrear a la perfección el perfil de PIAF.

Una de las carencias de la obra puede ser la falta en algún momento de escuchar otras voces que no sea la de la artista venezolana o al menos una pequeña conversación entre diversos personajes del elenco. También aunque la obra dura dos horas, a veces parece que todo va muy rápido y que se dejan cosas en el tintero.

Sin duda, junto la escenografía, el peso de la actriz es el mayor fuerte, el maquillaje y vestuario es totalmente acertado, no hay que olvidar que la actriz da vida tanto a la PIAF joven, como a la adulta y ese cambio se ve en directo, pues la actriz no desaparece en ningún momento del escenario. Su voz, por supuesto sin ser la de PIAF, consigue recordarnos a ella, lo que es un gran mérito sabiendo que MARIACA no habla francés, esto pasa de desapercibido para el oído del espectador.

Por último cabe resaltar el elemento más destacable de un musical, las canciones, en PIAF oímos un amplio abanico de las obras de la artista desde la famosa La vie en rose hasta la aclamada Non, je ne regrette rien que canta al final otorgando un cierre apoteósico al espectáculo al ser uno de los temas más esperados por el público. Un trato especial es para los músicos, todas las canciones son tocadas en directo, el pianista siempre visible y el resto de músicos se pueden ver a través una especie de biombo opaco que en algunas ocasiones se destapa para dejarles claramente visibles.

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